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En 20 días y a 148 manos: así se alza cada verano la ciudad del reggae del Rototom Sunsplash
Más de 200 empresas, el 70% de perfil local y provincial, y un equipo de 74 profesionales, hacen posible el rodaje de la cita cultural, con seis escenarios que innovan en escenografía y seis áreas extramusicales

Desde la plaza Marley se distribuye la vida en la ciudad del reggae del Rototom Sunsplash. El mercado. Las ramblas con decenas de restaurantes, bares y cafeterías con propuestas gastronómicas de medio mundo. Una galería de arte al aire libre. ‘Barrios’ repletos de cultura y ocio: del africano Jamkunda a Pachamama, el reflexivo Foro Social o los aclamados por pequeños y adolescentes Magicomundo y Teen Yard. Una extensa zona de acampada, áreas verdes y de descanso. Y, sobre todo, música: hasta seis puntos de encuentro con los sonidos jamaicanos como epicentro.

Por la ciudad del reggae del Rototom Sunsplash en Benicàssim -totalmente accesible- transitarán a diario 30.000 personas -las mismas que tiene Teruel, o las más cercanas Borriana o Vinaròs, también en la costa mediterránea- de más de 70 países. Durante 20 días, un equipo de 74 personas trabaja contrarreloj para instalar los servicios necesarios para atender a la población: puntos de agua y de recogida selectiva de residuos, canalizaciones, baños, área sanitaria e instalación de hasta 7 kilómetros de cableado. También para levantar las estructuras, escenarios, carpas y cuidadas escenografías que integran este universo reggae que emerge cada verano del 16 al 22 de agosto en el recinto de conciertos de Benicàssim. El mismo que alberga otras macrocitas festivaleras, como el FIB y el SanSan, pero al que Rototom dota de una idiosincrasia reconocible desde cualquier punto del planeta, gracias a sus réplicas del icónico león y el omnipresente verde, amarillo y rojo.

¡Ya esta casi todo listo!

Veinte días y 148 manos profesionales de la ingeniería, fontanería, informática, sostenibilidad, seguridad, sonido, electricidad, montaje, transporte, trabajos en altura y escenografía, entre otros sectores. Es lo que se necesita para el óptimo rodaje de un festival que se extiende sobre un área de más de 300.000 metros cuadrados (los 108.000 del recinto y los 194.000 metros de la acampada, con capacidad para 9.000 personas). Una superficie sobre la que se asientan los seis escenarios del Rototom Sunsplash (Main Stage, Lion Stage, Jamkunda Stage, Jumping, Dub Academy y Dancehall), las dos zonas de mercado, las áreas extramusicales (Teen Yard, Magicomundo, Pachamama, Foro Social, Reggae University), los cuatro espacios gastronómicos, el estudio itinerante de radio, las taquillas y las zonas de logística, backstage, producción y media office.

Perfilar el mapa del recinto lleva meses. Tres. Aunque el diseño arquitectónico sobre plano de esta ciudad del reggae se inicia prácticamente a las pocas semanas de concluir cada edición. En esta labor se incluye el estudio minucioso de los anclajes y fijación de estructuras y escenografías -el equipo de diseño propio del festival las proyecta sobre plano para que nada falle durante su colocación in situ- y de los sistemas de evacuación en caso de emergencia. Todo ello sin dejar de lado el análisis de los condicionantes meteorológicos para hacer frente al calor o la posible lluvia o la concreción de las medidas necesarias de control del aforo para evitar aglomeraciones, dado el perfil familiar e inclusivo del festival.

La política de proximidad por la que aboga el festival se plasma bien en el montaje. El 70% de las cerca de 200 empresas que colaboran con Rototom Sunsplash son locales, de la provincia y de la Comunitat Valenciana. El 100% de la fontanería y del servicio de transporte es de Castelló; en cuanto a electricidad, el 65% de las firmas son de Benicàssim y el 35% de València; el 60% del sonido se gestiona desde la provincia -y el resto entre València y Barcelona-; mientras para los trabajos en altura se recurre a profesionales de Benicàssim y la capital del Túria.

El montaje del festival tiene también tintes sostenibles: se apuesta por la reutilización y aprovechamiento de materiales año tras año, sin minar la seguridad ni la creatividad. Creatividad que, en esta edición, arropada bajo el lema ‘United for Peace’ y de la mano del equipo de escenografía del festival, da una vuelta más de tuerca y aterriza con grandes novedades, que se desvelarán al público a partir del 16 de agosto.

Montaje del Main Stage

Como avance, los cambios destacados irrumpirán en los escenarios. El Main Stage abanderará con su reformulada puesta en escena el llamamiento por la paz que quiere lanzar el festival este verano. Por su parte, la Dancehall se renueva con un diseño ‘on fire’ y también la Dub Academy, que incorpora una nueva estructura semiesférica en forma de iglú de gran formato (de 30 metros de diámetro y casi 15 de altura). Lion Stage amplía sus elementos ornamentales y, aunque mantiene ubicación, se desplaza ligeramente para ganar visibilidad y ampliar su aforo.

Cambia también la escenografía en los accesos al festival y al área Jamkunda. Y, como cada año, se renueva el look de la escultura de Bob Marley que corona la plaza del mismo nombre. Esa plaza, imprescindible en cualquier pueblo, punto de encuentro intercultural, desde el que se distribuye la vida en la ciudad del reggae, efímera pero eterna, del Rototom Sunsplash.

 

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